Iglesia de Saint-Pardoux
mareuil en pÉrigord
La ciudad de Brantôme se desarrolló a la sombra de su gran abadía, pero nunca dejó de intentar liberarse de ella. Fue Eduardo I de Inglaterra quien autorizó a Brantôme a nombrar 8 cónsules que sólo respondían ante el senescal de Périgord. Las mercancías que pasaban por Brantôme se gravaban con impuestos y la ciudad se convirtió en un centro económico con el paso de los años. La arquitectura de las casas es testigo de esta evolución.
Visitas guiadas sólo para grupos (20 personas máximo) y previa concertación.
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